jueves, 29 de junio de 2017

DESDE OTRAS VERTIENTES



NAVEGAR DESDE EL CORAZÓN
AL PENSAMIENTO

Freddy Angulo (Carora, 1984) obtuvo sus primeros galardones literarios cuando apenas cumplía veinte años en su ruta de vida. Sin duda, dos enviones que lo motivaron a crecer y acentuar su expresión poética. Estas son las distinciones:Mención Especial en el VI Concurso de Poesía “José Numas Rojas” de Carora,  con el Poemario Tallador yFinalista entre los catorce primeros lugares en el Concurso Nacional para Poetas Menores de 20 Años, otorgado por Instituto Nacional la Abeja Obrera, Aragua, 2004. Otros reconocimientos posteriores ratifican la constancia de Freddy Angulo en el arte de la palabra: En el 2005 la editorial MeTarte, de la Fundación República de Guarimure (Carora), le publica Rompetroya Poemario “Luz y Sal” y  luego obtiene laPrimera Mención en el IV Festival Latinoamericano de Poesía y Narrativa del Instituto Cultural Latinoamericano Lebensohn – Buenos Aires, Argentina, 2006.

Aunque está reconocido en el panorama de la joven poesía que se produce en Carora, por alguna razón, no tuve oportunidad de conocerlo cuando elaboré la antología Carora y sus poetas (2007) y por lo tanto es uno de los ausentes en ese libro que recoge autores del siglo XIX, XX y los primeros años del XXI. Ahora tengo conocimiento de su obra y especialmente del poemario ganador del segundo premio en el VIII Concurso de Poesía “José Numas Rojas” 2006, titulado Mismo corazón y mismo pensamiento. Con mucha deferencia, el poeta me solicitó una presentación y accedí no con el propósito de explicar su poesía, pues en comunión con Luís Alberto Crespo, considero que un acto semejante puede resultar aburrido, especialmente para los lectores, quienes buscan en la lectura la contemplación y el goce en primer término.  Recurrimos entonces al método que utilizamos en otras oportunidades y nos sumergimos en las páginas, convirtiéndonos en personaje poético que dialoga, comenta y disfruta el contenido.
Así pues, la lectura de este poemario nos permite una visión  estructural que implica valorar la unidad en forma y pertinencia temática en toda su extensión: los textos bien identificados, con versos encabalgados o independientes, forman una breve historia, con una voz que monologa o habla con la amada. Una secuencia temática inicia el poemario con el amor, y en viaje longitudinal toman la palabra: luz, muerte, religión, noche, lluvia, sangre, génesis, cielo, crepúsculo, día y otros elementos simbólicos que conducen al encuentro, despedida, ausencia y naufragios en el límite del hastío.

Cuando el amor es presencia o ausencia, puede conducirnos a emprender un viaje de navegación, bien por las alturas del sentimiento, representado por el corazón, o bien por la ruta del pensamiento que significa la reflexión. Cuando este  evento de navegación sucede, nos invaden diversos modos de sentir y expresar el amor o el desamor. Podemos, por ejemplo, convertirnos en  Tallador y _tal como Neruda_ en un ejercicio de autodefinición proclamamos nuestra condición de no existencia, nuestra arts poética y hasta la comunión con el dolor como fuente de ascensión a la muerte. Y si el viaje se hace múltiple, siempre en pos de búsqueda para calcinar la distancia, podemos perseguir las huellas que se disipan por el viento y entonces, ante el desasosiego y la incertidumbre, convertidos en trizas de papel, invocamos en traslación semántica el reconocido verso de Vicente Gerbasi referido a la noche y pronunciamos esta paráfrasis: “Venimos de las tinieblas y  a las tinieblas vamos.”…

Navegar implica un viaje donde el mar como referente es el camino o pradera de línea infinita para recorrer mundos (islas de carne) en busca del cuerpo de la amada, de esa imagen de Mujer/Venus  desdibujada entre la frontera del insomnio y la espera. Por eso afirma el poeta Freddy Angulo, con voz de certeza:

“Cuando se habla del mar
una mujer espera zarpar en el desvelo
y un corazón naufraga
sin timonel enaltecido.”…

Y optamos por ser Huésped de un fogón, anclados en la noche donde la luna es una contemplación triste que disipa los acordes del Tango del viento y nos convierte en fantasma exilado hacia un  imperio de hendiduras. Sabemos que un viaje sin regreso cierto de ese cuerpo de mujer es un río de piedras, desbordado en su vertiente inexorable.

Reiterada la imagen de la mujer, no podemos obviar un viaje de altamar en cuerpo de Venus, ninfas y sirenas de canto errante que huyen por el río… Mujer sombra, que inquiere su definición ante la ausencia prolongada. Navega el poeta, desde la proa imaginaria, deslizándose por los encallados de piernas y senos sutiles. Guiado por la voz del español Antonio Machado (Dulce goce de vivir/ mala ciencia del pasar,/ ciego a la mar.)el capitán  zarpa al amanecer hacia la isla de carne y confiesa: 

“Al izar las velas,
pienso en la desdicha tímida
naufrago sin retorno,
a la perla deshilachada
por las ráfagas del tiempo”…

Presentimos el desasosiego por la pérdida del amor reencontrado en el sueño. Presentimos el desamor de altomar por el naufragio frente al acantilado de senos. Presentimos la bienaventuranza del marinero cuando  la noche se acuesta abierta al firmamento.
Morir en agonía sumergidos en un fanal es otra opción. No hay tiempo para el escape y la intensa luz nos cubre hasta el fondo. La muerte nos convierte en polvo. La muerte es sombra en la faz de la roca. Es piedra de sacrificio donde el cordero derrama la sangre. Desde el Génesis o el Partenogénesis siempre somos cordero destinado a la crucifixión. Y en silencio anhelamos la confluencia de nuestros cuerpos ante la hora crepuscular que incinerará nuestros huesos. Y en último hálito llamamos desesperadamente a la mujer productora, no de efluvios, sino de fuego. Desde los predios de Camay, el paisaje árido que le dio la vida, el poeta expresa la angustia:

“Ven
acércate donde habito
en tierras llenas de erosión
de amores entre llamas de fuego
que incineran mis huesos
y los esparcen en el aire.”…

Morir, morir y luego ser sepultado en un lago de aire…

Varios elementos de ese viaje en cuerpo de mujer se conjugan en este poemario. Destaca, por ejemplo, la mención ínter textual de una cultura religiosa, cristiana, donde el navegante o capitán se transmuta en Cristo, presto a la crucifixión reza un Salmo, levanta el cáliz y en ceremonia de pan y vino ofrenda su cuerpo para el sacrificio. Pero en otro tono, el poeta introduce una mención especial: América latina. Un canto general para una América que más allá de su dimensión geográfica con sus pampas, el Amazona y los altos riscos andinos, representa la figura de una mujer: nuestra madre-tierra-patria. Mujer de amplia matriz que fertiliza en luz y agua. 
Para el final del viaje, Freddy apela a un recurso de validez universal: el canto. Además del referido a América, introduce un canto del errante donde los muelles acumulan encuentros que le permiten decir:

“…las horas se hacen heridas de faros entreabiertos,
oxidante deseo tu rumbo solloza
en la guía de los arrecifes amargos.”…

Inesperadamente surge el Conticinio, elegía final que define una separación completa de los amantes y donde el reencuentro, nada fugaz, será posible en enero cada cien años cuando la aurora lo permita.


Yeo Cruz


FREDDY ANGULO







DESDE OTRAS VERTIENTES




SEPARATA POETICA

Corazón en el tiempo
A mi amiga Marina Rodríguez

Si yo pudiera recorrer tras la aurora
el suspiro del tiempo sería el peregrino
de la faz infinita,
y en sueños ser el dueño del fugaz
crepúsculo resplandeciente,
posado en el beso que se pierde
entre pan, vino
y lecho
y poder nacer en los verticilos acarreantes
de la flor antigua,
de la plenitud divina,
de vivir detrás del sol.

tal vez el eco del
viento no se marchite.



Autogiros

Giran mis manos como dos elipses
indomables,
para que nazca el mundo
de la vid en las palabras,
enraizando el océano
mitológico en un aliento
y recorriendo la piel
de la tierra toda, 
y el sosiego naufragio
de la proa del tiempo
acarreando la sombra.





Detrás del Tiempo

Tanta tierra para la miel
tanta tierra que hacemos miel

al otro lado de ti, sequedad
murmullos en lo profundo
de tu corazón
acorazonado de arreboles frescos

en huellas de tiempo
abatidas por el viento pálido

en un sol de suspiros
inmolados

arropándome con manto
azul que conforta
mi alma.  



Detrás de la montaña

El cielo de tinieblas castas
subyuga la luna de sangre
colinas secas
donde noble leñador
en el principio de la aurora
canta a voz en cuello
cánticos profanos,
aquel hijo del hombre
yace prófugo
en la tenia luz semblante,
la titiritante tez de las estrellas
le susurran al alma,
el vivo reflejo labrador de una melancólica
fragancia de éter escarlata
en donde una rosa
se ensancha
en lo profundo del hacha
de fuego,
allí el aire abate el pilar
del tiempo
robusto en su lomo
y el monarca vio
la luz del alba
surcar la laguna solaz.

Luna

Contemplo la grandeza de la doncella
eclipsada
en la noche oscura

recubriendo como un beso pálido
el rostro azulado del cielo

¡Oh¡ Hija infinita
de lo abismático,
sólo tú y yo
sin dejar que el último
grito
nos robe el eco.

            (Noche).... 




Manzana

En la hoja disecada
quedan las plegarias
ajenas a punto de sosiego suicidio

y crujen los dientes
inmoliéndose
y llegas y lo arruinas todo
en un volcán salido de tu aliento
nocturno
que me somete a la locura,
huele a flores.

La calma infecta mi erupción
de latidos inconclusos,
y te devuelvo cada grano de amor
en un brebaje mortífero.




Cáliz

Dame de beber
y déjame morir
en el cáliz de alianza,
para redimir la sangre derramada
de un beso,
deja a este siervo calmar su sed
en el manantial de tu ser y poder allí sentir el sabor
infinito
de mujer
              Cristal
               Mármol 
                           Flor
borboteando en lo frágil de mis manos
a tus piernas.     





Día

En mi eterno pensamiento pasan

las horas mutiladas

atrasadas

 

sin recobrar fuerzas cabizbajas

de un crepúsculo

 

Hoy en mis ojos se enzarza

la luz marchita de la esencia

de tu cuerpo de ninfa,

tu efímera encrucijada en pasos

yacidos como un oasis fantasma,

heraldando

las huellas desoladas de sol.

 


Partenogénesis

Conciben las llamas en el infierno

mutilando, incinerando el feto
avivado,
y cae fuerte el semen como piedra
en el cosmos placental
dolor, 
de vivir y morir
o siempre ser,
sin el deseo de serlo
copula el linaje atrincherado,
rechina el manantial de lirios
y quedando la furia en los talones
galopantes
de la quitina apaciblemente.



Bienaventurado

Venid y coged el velo de leyenda
en el principio de un crepúsculo,
en cielo
indomable sea el hijo unigénito
del alba,
labrando mi ser recóndito

la litúrgica danza
Increspita
de la nada

el bostezo de mi amada
es verdugo
del viento

disipando la arena anclada
en el muelle de ojos infelices
y el naufragio de los labios
de un reloj no consumado
por las amuralladas aguas turbulentas.

Sangre
Un dolor punzo penetrante llega a mis venas,
sacrificando el cordero
en el ébano de mis irrigaciones
y en el valle enfermo
un pequeño elfo llega,
tocando una flauta de mármol
en el lomo del tiempo,
convirtiendo muestras dos almas
en partituras,
para formar parte
de esta locura
de tonadas apocalípticas
sin dejar de ser violín.     

 

Crucifixión

Al principio era
el verbo
de pies y manos clavado
en el cielo

Hoy vive en el pensamiento
de la faz

Y se mueve en la senda
quebrantada,
era el aliento halito
de voz de aquel que predicó
en el desierto los anhelos
de su corazón,
y lo arrastró el diluvio
de la ausencia.

¡INRI¡      



Desde otras Vertientes

Surco los puntos cardinales
de la matriz de tus sueños
y sólo encuentro
caminos
inconclusos
suaves e indelebles         
lisonjeras piernas
un delirio
voces mutiladas
infinita sangre maldita
remolineando en mis manos de aliento
grey de mi génesis interrupto.


  Desamor de altoma

No me mueve mi Dios
para no quererte
en los lejanos
aullidos

en el vacío
muelle
tus ojos zarpan la popa
a la nublosa
crin de la noche

vienen
el oleaje
reflejando huellas blancuzcas
en las mejillas del agua

inmensa mi mente
en el poniente
infinito.    


miércoles, 10 de agosto de 2016

Detrás de tus ojos y otros poemas


A mi amada Leidys Graterol.
La aurora suspira de fuego
y esparce la maná de amniótico
aliento incinerando el beso dado
en el labio superior de la montaña eucarística
de las plegarias
ajenas de la selva umbría arropado
de tu iris
de tu Dios
dejando el alma en el manantial
de suspiros congelados
sin mojarse naufraga
la palabra
y la luz de tu cuerpo de lontananza
arribando a la colina azulada.










Oda a las nubes    
Museo de efímeras curvaturas
archipiélago de mustias
tumbas
cofre escarlatico tenebroso
bóveda de paradigmas
enigmas de antaño
felicidad e infelicidad
credo del Todopoderoso
pisos de marfil y leche de cabra
morada de ecos
y fantasmas escarpados
de ayer y hoy
mugidos recónditos
que dicen adiós al ultimo
beso de la aurora escurrida
en los ojos del poniente de la cima
de jubileo
cantan ensalmos furtivos
En las llamas de ensueños.






A una joven que se acerca        
Tú vienes, tan ligera
como el ángel que va de rayo en rayo
de sol sobre la hierba,
que apenas si se entera
cuando ya fue y no está ni en es ni en era.
¿Y no te vi otra vez
viniendo así, aunque entonces bien distinta?
¿O será que tal vez
misma joven pinta
su propia luz y siendo ya es distinta?
¿Qué sabemos los viejos
de tan dulce, fugaz advenimiento?
¿Quedó todo tan lejos
apenas un momento
cruza tu aroma en el temblor del viento!










Corazón en el tiempo      
A mi amiga Marina Rodríguez
Si yo pudiera recorrer tras la aurora
el suspiro del
tiempo seria el peregrino
de la faz infinita
y en sueños ser el dueño del fugaz
crepúsculo resplandeciente
posado en el beso que se pierde
entre pan, vino
y lacho
y poder nacer en los verticilos acarreantes
de la flor antigua
de la plenitud divina
de vivir detrás del sol
semblante
tal vez el eco de
viento no se marchite.






Ilustraciones: Pastor Meléndez Piña. 

Mi encuentro con el Guitarrista Alirio Díaz




Por Freddy Angulo  

Hace dos años me dispuse a realizar el Curso de Radio Comunitaria, alguien me dijo que existía uno de una radio que se llama Gente 94.5 FM, ubicada en la Cooperativa Santo Domingo Brasil,  por la calle Lisboa al lado del INCES, recuerdo que existen inscripciones para esto, comenzaron las clases, y conocí a mi buen amigo como es Reinaldo Rodríguez. Un día me invitó a hacer una visita al maestro Alirio Díaz  Yo tenía noción de quien era, todo el mundo hablaba de él;  caminamos por toda la Calle Comercio,  hacia la búsqueda de la Calle Bolívar, él me dijo que el ilustre de la Guitarra se encontraba en nuestra Ciudad Carora en la Casa que es de la Fundación que lleva su nombre. Recuerdo además que este señor nos recibió con agrado, nos hizo pasar hasta la sala principal donde se encontraba un señor sentado debajo de una planta de Helecho, tomando fresco, será;  bueno allí comenzaron los cuentos y anécdotas, el Ilustre nos contaba su niñez de la Candelaria, el arduo trabajo que hacía para su familia, él nos invitaba a no dejar las viejas raíces de nuestro terruño, nos paseó por un rincón de esa Casona para ver los cuadros enmarcados, y los cuadros de los diferentes lugares donde él pudo llegar por su Talento,  me sorprendía todo esto, una persona como él, tan modesto, poder haber salido tan lejos se debe a la constancia, la dedicación, la entrega a un arte como la música.  Mi compañero le pidió tomarse una foto con él y yo no quise, no quise, porque algo en mi decía yo no puedo tener tanta confianza con alguien que apenas conozco,  pero le dije maestro yo pude leer su Libro Al Divisar el Humo de la Aldea, excelente escritura, me encantó mucho leerlo y conocer que además de tocar tiene usted talento para escribir,  pero lo fuerte suyo es la guitarra, entonces el llamó a alguien que estaba en su casa y se dispuso a tocarnos Pasillaneando, la cual le dije que era un tema mágico para la Época Navideña y también de Contincinio del guitarrista Laudelino Mejías oriundo de Trujillo, le dije este es el tema que me gusta más,  y nos despedimos de este Don tan respetuosamente, porque es célebre, un excelente genio y virtuoso de la música de varios géneros.  Este año obtuve el Premio de Poesía-Ensayo Cronista Parroquial Trinidad Samuel y la Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado” 2016, con el Poema que dedico al maestro que tiene como título Contincinio, que además es premiado por Colombia, ustedes los pueden leer en mi Facebook personal. Cuando supe la lamentable noticia del deceso del maestro, me dispongo en homenaje y memoria escribir esto, como anécdota para la postrimería de la Historia de nuestras tierras áridas.


miércoles, 29 de junio de 2016

Alí Lameda Un Caroreño Ilustre de la Historia Universal de la Palabra Poética

Freddy J. Angulo Lozada 

Al leer el libro Polvo en el Tiempo y En el Corazón de Venezuela que encontrara en la Casa Chío de Carora, donde vivió toda su vida Don Cecilio Zubillaga Perera, pero más conocido por sus coterráneamente como (Chío), pero usted se preguntara que si el me los dio de sus manos, no es así no puede ser para la época del año 2003-2007, periodo en la cual me asignaron a mí, hoy Profesor Freddy Angulo y al lado de dos grandes amigos de mi andanzas a la amiga T.S.U Yesenia Chiquinquirá Suarez y profesor Raimand Amaro, quienes nos dispusimos a organizar cronológicamente todos los libros, que en este recinto se encontraban en idioma Griego, Checo, Alemán, Inglés, Búlgaro, entre otros, todo esto bajo la ayuda una beca ayudantía, que solíamos hacer en horas libres sin interrumpir nuestro hecho educativo de aprendizaje, el objetivo trazado era fichar y ordenar la Biblioteca Alí Lameda, ambos nos graduamos en la extensión Dr. Juan Agustín de La Torre, de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, en el núcleo.
Pero esto lo que quiere decir que para mí es un compromiso adquirido escribir, estas líneas para la postrimería del tiempo, ya que este año se celebra el Centenario de este insigne, nació en San Francisco-Carora el 12 de junio de 1923 y Murió un 30 de Noviembre de 1995. sus padres fueron Antonio Lameda y Fabricia de Lameda. Alí Lameda desde muy joven comenzó a viaja por el mundo. En su estadía en Carora Hizo su primera escolaridad en la Escuela Egidio Montesinos, dirigida por el maestro Pablo Álvarez. Obtuvo un trabajo de traductor del francés al castellano y corrector de Obras Culturales de la Editorial del Estado. Este desde muy joven sufría de una grave enfermedad, por tal razón el padre le pide que estudiara para médico y así curar a muchas personas, pero no fue así ya que le gustaba la política y consulta con guía espiritual Cecilio Zubillaga Perera para tomar una decisión.   
Vuelve a san Francisco y conoce a primer amor platónico Carmen Elena con la cual tuvo un ecuánime romance, siendo está casada con otro caballero para ese momento, este al recibir la noticia de que abrirán un primer año de Bachillerato para esa poca muy importante se anima a ratonar a estas tierras áridas.  Su vida fue consagrada a la poesía y contribuyó modestamente a construir una sociedad libre, igualitaria y feliz, donde todos los hombres y mujeres de la tierra pudieran disfrutar antes de morir.
Se trasladó a Barquisimeto a continuar sus estudios en el liceo “Lisandro Alvarado”; en la academia cultural “Mosquera Suárez”. En dicho liceo cursó cuarto y quinto año de bachillerato, se graduó de bachiller y con su flamante título se fue a Bogotá-Colombia a realizar sus estudios de medicina, su inclinación a la poesía y no prematuro interés en participar en la política de su país y en periodismo político y literario, lo hicieron abandonar sus estudios de medicina y regresó a Barquisimeto. En esta nueva estadía en esta ciudad se involucró a la academia “Mosquera Suárez” y conoció a su fundadora y directora Casta J. Riera, una excepcional mujer que dedicó su vida a preparar a miles de jóvenes venezolanos para el trabajo técnico y administrativo. Al lado de la academia fundó una Editorial en la que publicó su primer libro de poesía titulado “Polvo del Tiempo”. El estímulo de Carmen J. Riera fue fundamental para continuar con sus trabajos literarios, escribió versos, ensayos y narraciones, algunos de los cuales envió al semanario “Cantaclaro” y otros los guardaba para su revisión futura y un artículo periodístico sobre la Obra Cultural de Chío Zubillaga en Carora para la revista “Alas”.
Conoce a Mireya su segundo gran amor en la universidad donde estudió medicina en Barquisimeto, fueron muchos sus encuentros con ella, le asignan realizar un poema a  un “Canto para París” el cual fue publicado en la redacción del seminario “Fantoches” cuyo  director era el Dr. Jesús González Cabrera. Compaginado con el rumbo de La Segunda Guerra Mundial se dedicó también a leer la más amplia literatura de los Nazis y crea el poema “Evocación de Rusia” dedicada a su maestro Cecilio Zubillaga, con quien había compartido los avances del socialismo. Se designado a viajar a Praga, donde intentará terminar sus estudios de medicina y profundizar en lo que a él le gusta: La literatura,  con el pasaje en su poder y además una constancia de beca por parte de la Unión Internacional de Estudiantes.
Por otra parte, efectúa una escala en París y luego en Varsovia para asistir con una delegación de la Juventud Comunista de Venezuela, integrada por Alberto Lovera, Jerónimo Carrera, Israel Lugo y un camarada de apellido Medina a una Conferencia Internacional de la Juventud Trabajadora allí conoce a . Vera una muchacha de rostro muy fino y a Érica trabajaba en la Biblioteca del Estado y como la beca que recibió Lameda en Caracas le exigía aprender a hablar checo, estando allí escribe un drama de verso titulado “La Celda que Canta”, en memoria a un admirable patriota checo que era una gran figura universal Julio Fuchik.
Comienza su espíritu creador a  indagar inmediatamente al lado de Vera las grandes transformaciones sociales y políticas que se había operado en lo últimos tres años el gobierno socialista y a redactar las dos primeras Epopeyas de “El Corazón de Venezuela”. Los segundos cantos fueron de  inspiración en la tierra perdida, en cualquier parte de América Precolombina. La Otra Banda de Carora, donde esa misma tierra le dio al hombre una inmensa noche llena de atributos espléndidos, una noche de estrellas oscuras durando allí tres años de grata estancia. Al no volver a Venezuela terminada su beca decide contraer nupcias con Vera y obtener el permiso de viajar con Vera al país, pero se le fue negado, decidieron ambos tomar diferentes rumbos para seguir continuando con el trabajo de las misiones políticas, comienza la Dictadura General Pérez Jiménez.
En Caracas fallece su padre, pero como era un hombre trabajador les dejó una casa en la que su madre los prodigaba con el amor y la atención que eran suficientes para conformar un hogar feliz. Sitúa al bardo de “Las Casa Muertes”. Miguel Otero Silva y le entrega las tres partes de sus manuscritos Gestas “El Corazón de Venezuela” quien para ese tiempo se llamaba “Canto de la Gran Patria” y después de leer las primeras páginas le dijo que esa sería su gran obra como poeta universal y le entregó la obra a celebre Ensayista socrático, Mariano Picón Salas quien era uno de los críticos calificados del continente.
Se encontraba en mejor lista de los venezolanos tenaces y silenciosos, concluyó la obra poética vasta que se había hecho en el País desde los tiempos de Juan de Castellano. Luego de un tiempo publicarían la primera parte de la intención del “Canto de la Gran Patria”, dicha obra es una de las más importantes que haya producido nuestra literatura. Le da a leer y analizar publicación en El Nacional  de El Sargento Felipe de Gonzalo Picón Febre.
Esta primera parte la leyó Elvira y le propuso que lo enviara al Premio “Casa de las Américas” de Cuba, pero Lameda creyó que no había tiempo para enviar los originales, Elvira se encargó de sacar tres copias y enviarlo ella misma a la dirección que estaba en el Boletín del periódico “Gramma”, Lameda continuo trabajando en el final del Corazón de Venezuela y a los pocos meses recibió la llamada del Embajador de Cuba y le dijo que había ganado el Premio en el año 1963, y que le enviaría donde aparece el anuncio redactado por Haydee Santamaría.
Antes de irse hizo la introducción de lo que sería su columna “El Cura y el Barbero” y la envió con alguien de confianza. En la noche su amigo de la infancia, Gustavo le preparó una cena de despedida para Alirio Díaz y Lameda ya que ambos viajaría aunque en fechas distintas, Alirio le dijo a Lameda que la casa de su suegra estaba disponible para que se quedase allí mientras se encontraba en Roma, a mitad de la cena comenzaron a recordar sus correrías por los cardonales de la Otra Banda, especialmente en San Francisco y La Candelaria y su visita al cuarto-biblioteca de Chío Zubillaga, el maestro que los estimuló a buscar nuevos rumbos.
Fue una feroz agonía de sufrimiento Los 7 años de prisión, saldría en libertad por gestiones que familiares y numerosos camaradas y amigos hicieron por todos los medios de comunicación social del mundo y en particular por la intervención del Presidente de Rumania, Nicolai Coucescu y de los presidentes de Venezuela, el social cristiano Rafael Caldera y el socialdemócrata Carlos Andrés Pérez.
La enfermera le preguntó: ¿Cómo se siente? Mientras le pasaba su mano por la frente. Lameda recordó al poeta Jorge Wolker, pero no recordó textualmente sus versos. Luego pensó en sí mismo y le contestó: Muerto en vida. En la enfermería inventó mentalmente su último soneto en prisión y se lo recité a la amabilísima e inolvidable enfermera. Su imaginación se ha convertido en su única arma de lucha para no morir en la soledad del calabozo.