miércoles, 29 de junio de 2016

Alí Lameda Un Caroreño Ilustre de la Historia Universal de la Palabra Poética

Freddy J. Angulo Lozada 

Al leer el libro Polvo en el Tiempo y En el Corazón de Venezuela que encontrara en la Casa Chío de Carora, donde vivió toda su vida Don Cecilio Zubillaga Perera, pero más conocido por sus coterráneamente como (Chío), pero usted se preguntara que si el me los dio de sus manos, no es así no puede ser para la época del año 2003-2007, periodo en la cual me asignaron a mí, hoy Profesor Freddy Angulo y al lado de dos grandes amigos de mi andanzas a la amiga T.S.U Yesenia Chiquinquirá Suarez y profesor Raimand Amaro, quienes nos dispusimos a organizar cronológicamente todos los libros, que en este recinto se encontraban en idioma Griego, Checo, Alemán, Inglés, Búlgaro, entre otros, todo esto bajo la ayuda una beca ayudantía, que solíamos hacer en horas libres sin interrumpir nuestro hecho educativo de aprendizaje, el objetivo trazado era fichar y ordenar la Biblioteca Alí Lameda, ambos nos graduamos en la extensión Dr. Juan Agustín de La Torre, de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, en el núcleo.
Pero esto lo que quiere decir que para mí es un compromiso adquirido escribir, estas líneas para la postrimería del tiempo, ya que este año se celebra el Centenario de este insigne, nació en San Francisco-Carora el 12 de junio de 1923 y Murió un 30 de Noviembre de 1995. sus padres fueron Antonio Lameda y Fabricia de Lameda. Alí Lameda desde muy joven comenzó a viaja por el mundo. En su estadía en Carora Hizo su primera escolaridad en la Escuela Egidio Montesinos, dirigida por el maestro Pablo Álvarez. Obtuvo un trabajo de traductor del francés al castellano y corrector de Obras Culturales de la Editorial del Estado. Este desde muy joven sufría de una grave enfermedad, por tal razón el padre le pide que estudiara para médico y así curar a muchas personas, pero no fue así ya que le gustaba la política y consulta con guía espiritual Cecilio Zubillaga Perera para tomar una decisión.   
Vuelve a san Francisco y conoce a primer amor platónico Carmen Elena con la cual tuvo un ecuánime romance, siendo está casada con otro caballero para ese momento, este al recibir la noticia de que abrirán un primer año de Bachillerato para esa poca muy importante se anima a ratonar a estas tierras áridas.  Su vida fue consagrada a la poesía y contribuyó modestamente a construir una sociedad libre, igualitaria y feliz, donde todos los hombres y mujeres de la tierra pudieran disfrutar antes de morir.
Se trasladó a Barquisimeto a continuar sus estudios en el liceo “Lisandro Alvarado”; en la academia cultural “Mosquera Suárez”. En dicho liceo cursó cuarto y quinto año de bachillerato, se graduó de bachiller y con su flamante título se fue a Bogotá-Colombia a realizar sus estudios de medicina, su inclinación a la poesía y no prematuro interés en participar en la política de su país y en periodismo político y literario, lo hicieron abandonar sus estudios de medicina y regresó a Barquisimeto. En esta nueva estadía en esta ciudad se involucró a la academia “Mosquera Suárez” y conoció a su fundadora y directora Casta J. Riera, una excepcional mujer que dedicó su vida a preparar a miles de jóvenes venezolanos para el trabajo técnico y administrativo. Al lado de la academia fundó una Editorial en la que publicó su primer libro de poesía titulado “Polvo del Tiempo”. El estímulo de Carmen J. Riera fue fundamental para continuar con sus trabajos literarios, escribió versos, ensayos y narraciones, algunos de los cuales envió al semanario “Cantaclaro” y otros los guardaba para su revisión futura y un artículo periodístico sobre la Obra Cultural de Chío Zubillaga en Carora para la revista “Alas”.
Conoce a Mireya su segundo gran amor en la universidad donde estudió medicina en Barquisimeto, fueron muchos sus encuentros con ella, le asignan realizar un poema a  un “Canto para París” el cual fue publicado en la redacción del seminario “Fantoches” cuyo  director era el Dr. Jesús González Cabrera. Compaginado con el rumbo de La Segunda Guerra Mundial se dedicó también a leer la más amplia literatura de los Nazis y crea el poema “Evocación de Rusia” dedicada a su maestro Cecilio Zubillaga, con quien había compartido los avances del socialismo. Se designado a viajar a Praga, donde intentará terminar sus estudios de medicina y profundizar en lo que a él le gusta: La literatura,  con el pasaje en su poder y además una constancia de beca por parte de la Unión Internacional de Estudiantes.
Por otra parte, efectúa una escala en París y luego en Varsovia para asistir con una delegación de la Juventud Comunista de Venezuela, integrada por Alberto Lovera, Jerónimo Carrera, Israel Lugo y un camarada de apellido Medina a una Conferencia Internacional de la Juventud Trabajadora allí conoce a . Vera una muchacha de rostro muy fino y a Érica trabajaba en la Biblioteca del Estado y como la beca que recibió Lameda en Caracas le exigía aprender a hablar checo, estando allí escribe un drama de verso titulado “La Celda que Canta”, en memoria a un admirable patriota checo que era una gran figura universal Julio Fuchik.
Comienza su espíritu creador a  indagar inmediatamente al lado de Vera las grandes transformaciones sociales y políticas que se había operado en lo últimos tres años el gobierno socialista y a redactar las dos primeras Epopeyas de “El Corazón de Venezuela”. Los segundos cantos fueron de  inspiración en la tierra perdida, en cualquier parte de América Precolombina. La Otra Banda de Carora, donde esa misma tierra le dio al hombre una inmensa noche llena de atributos espléndidos, una noche de estrellas oscuras durando allí tres años de grata estancia. Al no volver a Venezuela terminada su beca decide contraer nupcias con Vera y obtener el permiso de viajar con Vera al país, pero se le fue negado, decidieron ambos tomar diferentes rumbos para seguir continuando con el trabajo de las misiones políticas, comienza la Dictadura General Pérez Jiménez.
En Caracas fallece su padre, pero como era un hombre trabajador les dejó una casa en la que su madre los prodigaba con el amor y la atención que eran suficientes para conformar un hogar feliz. Sitúa al bardo de “Las Casa Muertes”. Miguel Otero Silva y le entrega las tres partes de sus manuscritos Gestas “El Corazón de Venezuela” quien para ese tiempo se llamaba “Canto de la Gran Patria” y después de leer las primeras páginas le dijo que esa sería su gran obra como poeta universal y le entregó la obra a celebre Ensayista socrático, Mariano Picón Salas quien era uno de los críticos calificados del continente.
Se encontraba en mejor lista de los venezolanos tenaces y silenciosos, concluyó la obra poética vasta que se había hecho en el País desde los tiempos de Juan de Castellano. Luego de un tiempo publicarían la primera parte de la intención del “Canto de la Gran Patria”, dicha obra es una de las más importantes que haya producido nuestra literatura. Le da a leer y analizar publicación en El Nacional  de El Sargento Felipe de Gonzalo Picón Febre.
Esta primera parte la leyó Elvira y le propuso que lo enviara al Premio “Casa de las Américas” de Cuba, pero Lameda creyó que no había tiempo para enviar los originales, Elvira se encargó de sacar tres copias y enviarlo ella misma a la dirección que estaba en el Boletín del periódico “Gramma”, Lameda continuo trabajando en el final del Corazón de Venezuela y a los pocos meses recibió la llamada del Embajador de Cuba y le dijo que había ganado el Premio en el año 1963, y que le enviaría donde aparece el anuncio redactado por Haydee Santamaría.
Antes de irse hizo la introducción de lo que sería su columna “El Cura y el Barbero” y la envió con alguien de confianza. En la noche su amigo de la infancia, Gustavo le preparó una cena de despedida para Alirio Díaz y Lameda ya que ambos viajaría aunque en fechas distintas, Alirio le dijo a Lameda que la casa de su suegra estaba disponible para que se quedase allí mientras se encontraba en Roma, a mitad de la cena comenzaron a recordar sus correrías por los cardonales de la Otra Banda, especialmente en San Francisco y La Candelaria y su visita al cuarto-biblioteca de Chío Zubillaga, el maestro que los estimuló a buscar nuevos rumbos.
Fue una feroz agonía de sufrimiento Los 7 años de prisión, saldría en libertad por gestiones que familiares y numerosos camaradas y amigos hicieron por todos los medios de comunicación social del mundo y en particular por la intervención del Presidente de Rumania, Nicolai Coucescu y de los presidentes de Venezuela, el social cristiano Rafael Caldera y el socialdemócrata Carlos Andrés Pérez.
La enfermera le preguntó: ¿Cómo se siente? Mientras le pasaba su mano por la frente. Lameda recordó al poeta Jorge Wolker, pero no recordó textualmente sus versos. Luego pensó en sí mismo y le contestó: Muerto en vida. En la enfermería inventó mentalmente su último soneto en prisión y se lo recité a la amabilísima e inolvidable enfermera. Su imaginación se ha convertido en su única arma de lucha para no morir en la soledad del calabozo.  


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