miércoles, 10 de agosto de 2016

Detrás de tus ojos y otros poemas


A mi amada Leidys Graterol.
La aurora suspira de fuego
y esparce la maná de amniótico
aliento incinerando el beso dado
en el labio superior de la montaña eucarística
de las plegarias
ajenas de la selva umbría arropado
de tu iris
de tu Dios
dejando el alma en el manantial
de suspiros congelados
sin mojarse naufraga
la palabra
y la luz de tu cuerpo de lontananza
arribando a la colina azulada.










Oda a las nubes    
Museo de efímeras curvaturas
archipiélago de mustias
tumbas
cofre escarlatico tenebroso
bóveda de paradigmas
enigmas de antaño
felicidad e infelicidad
credo del Todopoderoso
pisos de marfil y leche de cabra
morada de ecos
y fantasmas escarpados
de ayer y hoy
mugidos recónditos
que dicen adiós al ultimo
beso de la aurora escurrida
en los ojos del poniente de la cima
de jubileo
cantan ensalmos furtivos
En las llamas de ensueños.






A una joven que se acerca        
Tú vienes, tan ligera
como el ángel que va de rayo en rayo
de sol sobre la hierba,
que apenas si se entera
cuando ya fue y no está ni en es ni en era.
¿Y no te vi otra vez
viniendo así, aunque entonces bien distinta?
¿O será que tal vez
misma joven pinta
su propia luz y siendo ya es distinta?
¿Qué sabemos los viejos
de tan dulce, fugaz advenimiento?
¿Quedó todo tan lejos
apenas un momento
cruza tu aroma en el temblor del viento!










Corazón en el tiempo      
A mi amiga Marina Rodríguez
Si yo pudiera recorrer tras la aurora
el suspiro del
tiempo seria el peregrino
de la faz infinita
y en sueños ser el dueño del fugaz
crepúsculo resplandeciente
posado en el beso que se pierde
entre pan, vino
y lacho
y poder nacer en los verticilos acarreantes
de la flor antigua
de la plenitud divina
de vivir detrás del sol
semblante
tal vez el eco de
viento no se marchite.






Ilustraciones: Pastor Meléndez Piña. 

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