Freddy J.
Angulo Lozada
Al
leer el libro Polvo en el Tiempo y En el Corazón de Venezuela que encontrara en
la Casa Chío de Carora, donde vivió toda su vida Don Cecilio Zubillaga Perera,
pero más conocido por sus coterráneamente como (Chío), pero usted se preguntara
que si el me los dio de sus manos, no es así no puede ser para la época del año
2003-2007, periodo en la cual me asignaron a mí, hoy Profesor Freddy Angulo y
al lado de dos grandes amigos de mi andanzas a la amiga T.S.U Yesenia
Chiquinquirá Suarez y profesor Raimand Amaro, quienes nos dispusimos a
organizar cronológicamente todos los libros, que en este recinto se encontraban
en idioma Griego, Checo, Alemán, Inglés, Búlgaro, entre otros, todo esto bajo
la ayuda una beca ayudantía, que solíamos hacer en horas libres sin interrumpir
nuestro hecho educativo de aprendizaje, el objetivo trazado era fichar y
ordenar la Biblioteca Alí Lameda, ambos nos graduamos en la extensión Dr. Juan
Agustín de La Torre, de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, en el
núcleo.
Pero
esto lo que quiere decir que para mí es un compromiso adquirido escribir, estas
líneas para la postrimería del tiempo, ya que este año se celebra el Centenario
de este insigne, nació en San Francisco-Carora el 12 de junio de 1923 y Murió
un 30 de Noviembre de 1995. sus padres fueron Antonio Lameda y Fabricia de
Lameda. Alí Lameda desde muy joven comenzó a viaja por el mundo. En su estadía
en Carora Hizo su primera escolaridad en la Escuela Egidio Montesinos, dirigida
por el maestro Pablo Álvarez. Obtuvo un trabajo de traductor del francés al
castellano y corrector de Obras Culturales de la Editorial del Estado. Este
desde muy joven sufría de una grave enfermedad, por tal razón el padre le pide
que estudiara para médico y así curar a muchas personas, pero no fue así ya que
le gustaba la política y consulta con guía espiritual Cecilio Zubillaga Perera
para tomar una decisión.
Vuelve
a san Francisco y conoce a primer amor platónico Carmen Elena con la cual tuvo
un ecuánime romance, siendo está casada con otro caballero para ese momento,
este al recibir la noticia de que abrirán un primer año de Bachillerato para
esa poca muy importante se anima a ratonar a estas tierras áridas. Su vida fue consagrada a la poesía y
contribuyó modestamente a construir una sociedad libre, igualitaria y feliz,
donde todos los hombres y mujeres de la tierra pudieran disfrutar antes de
morir.
Se
trasladó a Barquisimeto a continuar sus estudios en el liceo “Lisandro
Alvarado”; en la academia cultural “Mosquera Suárez”. En dicho liceo cursó cuarto
y quinto año de bachillerato, se graduó de bachiller y con su flamante título
se fue a Bogotá-Colombia a realizar sus estudios de medicina, su inclinación a
la poesía y no prematuro interés en participar en la política de su país y en
periodismo político y literario, lo hicieron abandonar sus estudios de medicina
y regresó a Barquisimeto. En esta nueva estadía en esta ciudad se involucró a
la academia “Mosquera Suárez” y conoció a su fundadora y directora Casta J.
Riera, una excepcional mujer que dedicó su vida a preparar a miles de jóvenes
venezolanos para el trabajo técnico y administrativo. Al lado de la academia
fundó una Editorial en la que publicó su primer libro de poesía titulado “Polvo
del Tiempo”. El estímulo de Carmen J. Riera fue fundamental para continuar con
sus trabajos literarios, escribió versos, ensayos y narraciones, algunos de los
cuales envió al semanario “Cantaclaro” y otros los guardaba para su revisión
futura y un artículo periodístico sobre la Obra Cultural de Chío Zubillaga en Carora
para la revista “Alas”.
Conoce
a Mireya su segundo gran amor en la universidad donde estudió medicina en
Barquisimeto, fueron muchos sus encuentros con ella, le asignan realizar un
poema a un “Canto para París” el cual
fue publicado en la redacción del seminario “Fantoches” cuyo director era el Dr. Jesús González Cabrera.
Compaginado con el rumbo de La Segunda Guerra Mundial se dedicó también a leer
la más amplia literatura de los Nazis y crea el poema “Evocación de Rusia”
dedicada a su maestro Cecilio Zubillaga, con quien había compartido los avances
del socialismo. Se designado a viajar a Praga, donde intentará terminar sus
estudios de medicina y profundizar en lo que a él le gusta: La literatura, con el pasaje en su poder y además una
constancia de beca por parte de la Unión Internacional de Estudiantes.
Por
otra parte, efectúa una escala en París y luego en Varsovia para asistir con
una delegación de la Juventud Comunista de Venezuela, integrada por Alberto
Lovera, Jerónimo Carrera, Israel Lugo y un camarada de apellido Medina a una
Conferencia Internacional de la Juventud Trabajadora allí conoce a . Vera una
muchacha de rostro muy fino y a Érica trabajaba en la Biblioteca del Estado y
como la beca que recibió Lameda en Caracas le exigía aprender a hablar checo,
estando allí escribe un drama de verso titulado “La Celda que Canta”, en
memoria a un admirable patriota checo que era una gran figura universal Julio
Fuchik.
Comienza
su espíritu creador a indagar
inmediatamente al lado de Vera las grandes transformaciones sociales y
políticas que se había operado en lo últimos tres años el gobierno socialista y
a redactar las dos primeras Epopeyas de “El Corazón de Venezuela”. Los segundos
cantos fueron de inspiración en la
tierra perdida, en cualquier parte de América Precolombina. La Otra Banda de
Carora, donde esa misma tierra le dio al hombre una inmensa noche llena de
atributos espléndidos, una noche de estrellas oscuras durando allí tres años de
grata estancia. Al no volver a Venezuela terminada su beca decide contraer
nupcias con Vera y obtener el permiso de viajar con Vera al país, pero se le
fue negado, decidieron ambos tomar diferentes rumbos para seguir continuando con
el trabajo de las misiones políticas, comienza la Dictadura General Pérez
Jiménez.
En
Caracas fallece su padre, pero como era un hombre trabajador les dejó una casa
en la que su madre los prodigaba con el amor y la atención que eran suficientes
para conformar un hogar feliz. Sitúa al bardo de “Las Casa Muertes”. Miguel
Otero Silva y le entrega las tres partes de sus manuscritos Gestas “El Corazón
de Venezuela” quien para ese tiempo se llamaba “Canto de la Gran Patria” y
después de leer las primeras páginas le dijo que esa sería su gran obra como
poeta universal y le entregó la obra a celebre Ensayista socrático, Mariano
Picón Salas quien era uno de los críticos calificados del continente.
Se
encontraba en mejor lista de los venezolanos tenaces y silenciosos, concluyó la
obra poética vasta que se había hecho en el País desde los tiempos de Juan de
Castellano. Luego de un tiempo publicarían la primera parte de la intención del
“Canto de la Gran Patria”, dicha obra es una de las más importantes que haya producido
nuestra literatura. Le da a leer y analizar publicación en El Nacional de El Sargento Felipe de Gonzalo Picón Febre.
Esta
primera parte la leyó Elvira y le propuso que lo enviara al Premio “Casa de las
Américas” de Cuba, pero Lameda creyó que no había tiempo para enviar los
originales, Elvira se encargó de sacar tres copias y enviarlo ella misma a la
dirección que estaba en el Boletín del periódico “Gramma”, Lameda continuo
trabajando en el final del Corazón de Venezuela y a los pocos meses recibió la
llamada del Embajador de Cuba y le dijo que había ganado el Premio en el año
1963, y que le enviaría donde aparece el anuncio redactado por Haydee
Santamaría.
Antes
de irse hizo la introducción de lo que sería su columna “El Cura y el Barbero”
y la envió con alguien de confianza. En la noche su amigo de la infancia,
Gustavo le preparó una cena de despedida para Alirio Díaz y Lameda ya que ambos
viajaría aunque en fechas distintas, Alirio le dijo a Lameda que la casa de su
suegra estaba disponible para que se quedase allí mientras se encontraba en
Roma, a mitad de la cena comenzaron a recordar sus correrías por los cardonales
de la Otra Banda, especialmente en San Francisco y La Candelaria y su visita al
cuarto-biblioteca de Chío Zubillaga, el maestro que los estimuló a buscar
nuevos rumbos.
Fue
una feroz agonía de sufrimiento Los 7 años de prisión, saldría en libertad por
gestiones que familiares y numerosos camaradas y amigos hicieron por todos los
medios de comunicación social del mundo y en particular por la intervención del
Presidente de Rumania, Nicolai Coucescu y de los presidentes de Venezuela, el
social cristiano Rafael Caldera y el socialdemócrata Carlos Andrés Pérez.
La
enfermera le preguntó: ¿Cómo se siente? Mientras le pasaba su mano por la frente.
Lameda recordó al poeta Jorge Wolker, pero no recordó textualmente sus versos.
Luego pensó en sí mismo y le contestó: Muerto en vida. En la enfermería inventó
mentalmente su último soneto en prisión y se lo recité a la amabilísima e
inolvidable enfermera. Su imaginación se ha convertido en su única arma de
lucha para no morir en la soledad del calabozo.