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Ya tú estabas allí
nacida
en vacío principio
turbulenta y diseminada
cuando la voz de Dios
creó los cielos
y la tierra.
Y la tierra sin forma latente
de verdolagas.
Estabas predestinada a mis caprichos
y a la oscuridad que te ceñía la boca
Flor de cardos y abismos
te reformaban.
Y entonces
y sólo entonces
se mezcló en tus ojos
misterio bruñido de amor.
Y dijo Dios:
"Hágase la luz"
Y la luz se hizo a tu cuerpo de mujer
universo yacido
de libélulas inmóviles.
Freddy Angulo.
Ilustración Pastor Meléndez Piña.